La Iglesia católica condena recalentar la pizza «en defensa de la vida»

La pizza helada es un crímen, pero recalentarla es un pecado. Monseñor Angelo Baladamenti, obispo nuncio de la Basilica della Callampina en Turín, ha expresado en el sermón de hoy, y reafirmó en las declaraciones emitidas al periódico turinense Quotidianno della Callampa que «la pizza es un alimento patrimonial de la bella Italia. Comerla fresca es una virtud pues su receta fue revelada a la sapienza humana por un ángel nuncio. Pero comerla helada es un crímen, asimilable a un aborto, pero millones de veces peor. No por que la masa se ponga dura, no, no. Ni porque sepa mal. La pizza recalentada mantiene sus propiedades de deliciosidad, pero además se comienza a producir en ella el milagro de la vida. Millones de microorganismos comienzan a crecer y multiplicarse, y son también hijos de Dios que merecen respeto y consideración nuestra.» Por tanto, recalentar una pizza es lo más cercano a cometer un genocidio, lo que entonces vuelve a la pizza recalentada un acto mil millones de veces más inmoral que el aborto. Al recalentar la pizza, sea en microondas, horno, o a baño maría (como lo hacen los herejes talquinos con los panes de completos) «se están, de seguro, eliminando pequeñas civilizaciones inteligentes que estaban dando sus primeros pasos hacia ser civilizaciones técnicas». Para peor, no conforme con destruir mediante calor abrasador sus vidas, los pecadores se solazan en comerse los cadáveres y las ruinas de sus ciudades. «No vaya ser que Dios mismo, el día del juicio, decida hacer lo mismo para con vosotros, y estemos inadvertidamente cocinándonos en nuestro queso de desidia y en el delicioso orégano de la masa de la que estamos compuestos», finalizó.


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