«Algo salió mal», el nuevo órgano oficial de la revolución que se avecina, no desconoce su responsabilidad como medio de comunicación social y busca evitar que sus páginas se conviertan en una caja de resonancia donde todos creamos que nuestras ideas son ampliamente aceptadas y no nos demos cuenta que hay visiones divergentes, estrellándonos con la dura realidad de obtener solo un 2 por ciento en las elecciones cuando jurábamos que la estábamos rompiendo. Eso, y la necesidad de proveernos de fondos para poder llevar nuestro periódico a las prensas es que hemos admitido a un grupo de jubilados de las cuatro ramas de las fuerzas armadas y de orden del Hogar de Montepiados Número 7 de Peumo que pagan parte de sus jubilaciones para que insertemos su órgano oficial, que han llamado

LA VOZ DEL PATRIOTA

¿Por qué soy un perseguido político?

La voz del patriota

Por JEAN THE BIASED

Cuando llegué a Chile huyendo de la dictadura chavista de Nicolás Maduro (le decimos Maburro, porque es un burro, bue, si no te gusta el chiste problema tuyo chico yo lo encuentro bueno) lo hice porque Chile es un lugar de libertad. La empresa, la libre empresa tiene libertades mucho mayores que ningún país de planeta sueña; ni siquiera Estados Unidos. Pero desde que llegué que he sido continuamente acosado por envidiosos que piensan que yo, por ser un hombre de raza pura española, descendiente directo de conquistadores europeos y, eventualmente, heredero del trono de España e Italia, que ha hecho de la Cruz de Santiago su enseña e insignia, no tengo derecho a enseñar mi doctrina, ni a comer parte del cóctel que se ofrece después de cada charla. En Venezuela, el país de donde yo vengo, donde alguna vez un dictador enfermo de locura y mediocridad quiso forjar algo que llamaban «Gran Colombia» donde alguna vez estuvo la Capitanía, están prohibidos los cócteles, lo que limita gravemente la libertad de empresa. Yo no quiero que Chile vaya a terminar prohibiendo los cócteles, pero ya veo que el marxismo ha avanzado mucho en generar un clima contrario a su realización. Y no hablo solo por los universitarios que se lanzan a las bandejitas de canapés con un hambre que solo se ha visto en gatos ferales; no, no, no; también en la ridiculización de quienes hacemos de esos eventos un momento para compartir con otras deidades del concierto internacional intelectual por la libertad. ¿Qué habría sido de Ayn Rand si no hubiera conocido a Lord Von Mises en un ágape ofrecido por la embajada alemana en 1935? Sin duda, el mundo sería distinto; un mundo con menos libertad y menos comunismo. Estoy preso por Maduro y sus esbirros; por eso, que unos días antes, gracias a información exclusiva que me llegó por parte de los héroes de Punta Peuco, tomé un avión y me vine acá a Miami a seguir luchando contra el comunismo mientras me bronceo. Nos vemos pronto, chilenos, cuando hayan sido liberados del yugo marxista y con terror y mano dura se imponga nuevamente la libertad.